Egoísta, muy egoísta

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Egoísta, muy egoísta

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Ayer me pasó algo en Instagram que me llamó mucho la atención por extraordinario, y quería contároslo, pero como para ayer ya tenía post, y era sobre las Ferias de Nuremberg y Nueva York (que terminó este martes), ha tenido que esperar a hoy.

Como siempre, estaba mirando fotos de personas a las que sigo, y veo una foto de una de las Barbies que me habría gustado tener: la Barbie Sirena de 1995, que tenéis aquí en su caja, para que veáis cómo era originalmente, con las estrellitas en el pelo, su corona dorada, y todo lo demás.

Por casualidades de la vida, entre las cosas antiguas que compré de Barbie en 2012 estaba la falda de Sirena de esta Barbie, y rebusqué por si acaso estaba el top también, pero no tuve esa suerte…

El 1 de octubre de 2016 compré una Barbie en una Feria de Juguetes Antiguos en Madrid (la "School Spirit" de 1995) que también traía esta falda de la Barbie Sirena de 1995, pero nada más. Así que me encontré con 2 faldas de esta Barbie y sin el top, peeeeroooo con 2 faldas tenía tela para hacer un top DIY (como a mí me gusta hacer, jejeje). ¡Y se lo hice! No quedó mal del todo, pero no es como el top original porque no tengo el material (¿una especie de red?) para los hombros. El caso es que ya tengo cómo vestirla de Sirena. Y la cola (muy cutre, vale… Pero comparada con la original, cualquier cosa que yo pudiera hacer sería cutre porque no tengo los materiales para hacer una versión DIY) es una capa cortita dorada que venía en ese grupo de ropa antigua (ochentera y noventera). Esta foto la publiqué en mi cuenta de Instagram:

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Y esta es la foto de Instagram sobre la que quiero contaros su historia:

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En ella podéis ver una Barbie Sirena de 1995 casi intacta, excepto porque le faltan las estrellas del pelo y la corona. La suerte es que esta foto fue hecha antes de que la historia que voy a contaros comenzara…

Esta Barbie pertenecía a Seawaterwitch. Era su Barbie de la infancia, y en cuanto empezó a trabajar, dejó de jugar con ella, así que decidió en que era hora de regalarla a otra niña que pudiera jugar con ella.

Pensó en regalársela a su sobrina, pero no le gustan las Barbies, así que descartada. Al final, terminó regalándosela a la hija de una amiga. A ella sí le gustó la muñeca y se puso muy contenta. Peeeeroooo (aquí empieza la historia -o la ¿pesadilla?- de esta nueva etapa en la vida de esta Barbie) en nada de tiempo le cortó su preciosa melena…

La madre se lo dijo a "Seawaterwitch" (aquí empieza lo maravilloso de esta historia) y ella le dijo que ahora era su Barbie y que podía hacer con ella lo que quisiera. ¿Vosotr@s no os habríais enfadado un poquito? Si yo la hubiera regalado, también habría dicho lo mismo: "ya no es mi muñeca", pero yo nunca habría podido regalar una muñeca tan especial como esta. Yo no.

Seawaterwitch cree que puede que la niña no tuviera paciencia para peinar su larga melena, que se enreda muy fácimente, y por eso la cortara, que ella tampoco tenía paciencia para peinarla, o quizás sea una "fashionista" y se proponía hacerle un corte de pelo más actual (jajaja). Sea como fuere, ahora esa Barbie tiene otra vida, ya no es asunto suyo.

Le escribí un comentario diciéndole que esa Barbie es preciosa por su larga melena, y que me encantaría tenerla, y fue cuando me dijo que esa Barbie tenía que ser un juguete, así que eso era ahora.

Yo le dije que no era una Bruja marina (seawaterwitch), sino un hada madrina, y que actualmente hay muy pocas personas como ella. Me dijo que no había nada de especial, que esa Barbie era un juguete, lo mismo que si hubiera sido un cachorro, lo habría regalado a quien pudiera cuidarlo, o lo mismo que un libro (yo tampoco regalo los míos, los tengo como tesoros -los guardo desde el colegio-. Antes podía presumir de haber leído todos mis libros. Desde hace unos pocos años, eso ya no es cierto…)

Lo cierto es que esta historia me hizo pensar en que yo no podría deshacerme de mis muñecas. Si le regalo una a mi sobrina Ana y le corta el pelo me da un parraque. Seguro que se las lego cuando me muera. Luego que haga con ellas lo que quiera, pero no me gustaría que las estropeara mientras yo viva porque me ha costado mucho conseguir reunirlas y les tengo mucho cariño. Creo que lo primero que tengo que enseñarle a Ana con respecto a mi pequeña colección de muñecas (no tengo muñecas raras, la verdad, pero tengo las que tengo y no me gustaría tener que renunciar a ninguna) es a valorarla y a cuidarla. Puede jugar con ellas siempre que las cuide. En ese caso, no tengo problema en ponerme a jugar con ella, o que juegue ella sola, pero que sepa lo mucho que me cuesta tener cada una, porque creo que hoy los niños tienen tantos juguetes que tampoco es que los valoren mucho. En cuanto se aburren de una cosa, ya tienen 35 nuevas para jugar, y en el caso de Ana, no va a ser distinto… pero como tía y como madrina intentaré enseñarle a querer a las cosas que yo quiero porque van a ser suyas cuando yo ya no esté (y a que valore las cosas, en general, a pesar de que va a ser -ES- una mimada…)

Como véis esta historia me hizo pensar mucho en lo egoísta que soy con mis muñecas y lo generosa que es esta chica, Seawaterwitch, al ser capaz de legar su muñeca a otra niña para que juegue con ella y haga cosas de niña con ella. Yo, sin embargo, al haber perdido todas mis muñecas de la infancia, valoro de una forma muy especial cada una de mis muñecas, y como me las he tenido que comprar yo sé lo mucho que cuesta hacerse con ellas. Desde luego no fue con la intención de que me las destrocen jugando con ellas, pintándolas con rotuladores, pintura de uñas, cortándoles el pelo, arrancándoles un brazo o una pierna (aunque yo misma he sufrido un accidente que ya os contaré con una Silkstone…)

Está claro que mi historia no tiene nada que ver con la de Seawaterwitch. Ella es un alma generosa y buena, que ha cedido a otra generación su muñeca de su infancia para que ahora sea la muñeca de la infancia de otra (yo eso tampoco sería capaz de hacerlo). Yo soy una egoísta. Acabo de recordar a Iago, el hijo de mi amiga Eva, que no sé por qué nada que me acerco a él, me dice: "¡Mío!" y no puedo tocar a nada. Tengo algo de complejo con él porque no le caigo nada bien, y a mí es un niño que me mola mucho… ¡Ainssss! Bueno, pues yo también soy como Iago: "¡Mía!" o como aquel "simpático y pacífico individuo" que decía "¡Mi tesoooroooo!" (¡Ahí has hablado, amigo!) Estoy de acuerdo. Mis muñecas, aunque no valgan para nada (no tengo ninguna rara, ni ninguna firmada por ningún diseñador -Carlyle Nuera, Bill Greening, Robert Best, etc.-, ni nada que realmente sea importante) son "mis" muñecas.

Muchas veces pienso que me arrepiento de haber tenido la primera, (y luego todas las demás), pero luego pienso que no, que me alegra mucho que estén ahí, que me hacen feliz, aunque el único valor que tengan sea el que yo les pueda dar.

Sé que muchos de vosotros habéis vendido vuestras colecciones u os habéis deshecho de ellas porque ya no las queréis (por ejemplo, las Monster High), pero yo no puedo renunciar a ellas. Son parte de mi historia. Son muy especiales, aunque no sean más que un trozo de plástico con un vestido. Sí, soy una egoísta, pero una egoísta con sentimientos. Me quedo con muy mal cuerpo, la verdad. No me consideraba tan mala persona…

¡Nos vemos (leemos)!

2 Comments

  • Elba08 dice:

    Hola he leído tu historia y me ha entretenido y gustado mucho, y me he identificado contigo aunque me imaginó que has de ser bastante joven y lo digo porque ha mis 43 años, quiero mucho mis muñecas, ojala ni pienses que es ridículo a mi edad, porque yo ni lo siento así y aunque ya soy mamá, mis muñecas son algo mío, y son algo que me gusta y eso, no me quita nada de todo lo que ahora que soy adulta pueda hacer, te mando saludos y comparto tu gusto por las muñecas!!

    • ¡Hola Elba! ¡¡¡Perdona por haber tardado un poquito más de un año en responder!!! No sé si has podido leer que estoy luchando por superar una Depresión que sufro desde hace casi 7 años. Llevo más de un año sin publicar ningún nuevo post en el blog, pero no porque no tenga novedades ni ganas, pero esta enfermedad y mi lucha por superarla se ha llevado toda mi energía y mi ánimo, que me esfuerzo mucho por mejorar.

      ¡Gracias por tu comentario! Mis amigas no comparten mi pasión por las muñecas, aunque sus hijas también son amigas mías y con ellas sí que hablo y juego con las muñecas. ¡Nos divertimos muchísimo! ¡¡¡Por supuesto que no pienso que sea ridículo!!! Yo también hago lo mismo que tú, Elba :).

      Tengo 47 años, así que puedes sentirte completamente libre y a gusto conmigo. Las dos ya somos adultas, pero a las dos nos siguen gustando las muñecas 🙂 ¡Gracias por poder compartir contigo esta pasión, Elba! Necesito con quién poder hacerlo, ya que, en persona, no tengo con quién de mi edad, como ya te he comentado (y a las niñas les encantan los vídeos en los que se cuentan historias con las muñecas -jugar a las muñecas, como hacía yo cuando tenía su edad-, pero a mí lo que me gusta son las fotos, la historia de las muñecas, sus características… ¡¡¡y la moda!!! Yo estoy gorda, mido 1’63 cm, y ya tengo 47 años -además está la Depresión, que hace que no me importe mi aspecto, aunque ahora mis médicos me obligan a “estar guapa” como parte de la terapia, así que ya me arreglo más, aunque todavía no me apetece maquillarme, no seré una IT-Woman, pero me gusta muchísimo la moda, así que ahí están mis muñecas de medidas perfectas, a las que les queda bien cualquier cosa que se pongan, jejeje-.

      Espero que sigamos en contacto, y compartas conmigo más cosas de estas aficiones comunes nuestras :). Si quieres, también puedes enviarme fotos, contándome cosas sobre ellas, para que yo pueda publicar un post en el blog sobre tí y tus muñecas. No sé si has visto que antes hacía esto con algunos de los seguidores del blog. Me gustaría poder volver a hacerlo, porque, aunque te sorprenda, somos muchos adultos en todo el mundo que compartimos esta afición, y aunque yo también me avergonzaba igual que tú, gracias a los seguidores del blog sé que esta no es una afición de gente “rara”. Así que, gracias al blog, he pasado muy buenos ratos, y me ha hecho feliz, cosa que quiero volver a experimentar. ¡Espero que esta vuelta al blog sea definitiva por fin (mi salud influye en mi estado de ánimo, y sin ganas, no puedo escribir, ni hacer fotos, ni nada)!

      Te envío mucho cariño. ¡Hasta muy pronto ;)!

      Ana (Taqué-Taqué)

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