Doctora Taqué-Taqué (II): la Maricela de mi suegra recupera su...

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Doctora Taqué-Taqué: la ¿Maricela? de mi suegra recupera su eterna (y limpia) juventud (y II)

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¡Hoy es el gran día! Por fín veréis cómo quedó ¿Maricela? La traté con muchísimo mimo, a ella, a su ropa y sus zapatitos, y creo que se nota en el resultado final.

Por una parte, me apetecería seguir ocultándoos un ratito más la muñeca finalizada, pero por otra parte tengo ganas de enseñárosla yaaaa. Soy la mujer de las contradicciones (ya lo decía mi madre cuando yo era pequeña: "¡eres un espíritu de contradicción!" :P) Pues ya está: no voy a hacer ni una cosa ni otra. Voy a empezar ya con el proceso de cómo lo hice.

Como podéis ver, una vez limpia se notan pequeños descascarillados en la pierna, como si tuviera lunares claros. En la mano (en el pulgar) parece que todavía no ha desaparecido toda la suciedad, pero teniendo en cuenta lo delicado que es el cartón piedra y los 70 años de la pintura, no me atrevo a insistir más. De todos modos, ahora está expuesta encima de una mesa en donde hay más muñecas de mi suegra y ahí, aunque le quitan el polvo todas las semanas…

En esta otra foto se ve cómo de limpio ha quedado el cuerpo (al estar vestida, es cierto que es lo que menos sucio estaba, claro, pero de todos modos ha quedado muy bien).

La roña se ha ido de los pies, pero como he sido muy suave en todas partes, así es como han quedado. Yo estoy muy contenta con el resultado.

Vamos ahora con algo que estaba desastroso: el pelo (os recuerdo que es pelo natural). En esta foto podéis ver cómo estaba el pobre…

Necesitó mucho mimo: como os contaba en el post anterior tenía polilla y algunos trozos estaban cortados por ella, además de esos "algodones" que fabrican… Menos mal que estaban en la parte interior del pelo, así que los pequeños mechones trasquilados no se notan.

Después solucionar todo esto, pensé en lavar el pelo, pero me acordé de que no se podía mojar la muñeca, así que lo descarté enseguida. Pegué las zonas que estaban despegadas, cepillé el pelo con muchísimo cuidado y luego me puse a hacer los tirabuzones de nuevo con ayuda de un rizador eléctrico. En la foto podéis ver cómo algunos mechones quedaron más cortos.

Se me olvidaba enseñaros esta foto en la que podéis ver cómo se sujeta el pelo a una tela de saco y ahí van cosidos mechón a mechón. Así es cómo quedó. No pinta mal, ¿no?

Aquí está en acción el instrumento de tortura… En este caso, no había que tener cuidado de no freir una oreja, el cuello, o cualquier otra parte de la cabeza.

Otra foto del "making-of" de los tirabuzones.

Así es como quedó. Se me ocurrió ponerle unos lazos en la cabeza para que quedara más mona, y le coloqué un lazo rosa… ¡sin darme cuenta de que el vestido era rojo! Vale al lazo había que recortarle las puntas, pero no se quedó el tiempo suficiente como para hacerlo ;).

No os enseño fotos de cómo quedó la cabeza porque eso queda para el final, jejeje. Mientras podéis ver cómo quedó el vestido una vez lavado y planchado. Ya no parece un trapo estropeado. Ahora tiene "xeitiño" (como decimos en gallego, que no sé traducir al castellano pero vendría a ser algo así como "maneras", estilo, es que no sé traducir esta palabra. Sé lo que significa pero encuentro la equivalencia exacta). "Ahora está bien". Vendría a ser eso, más o menos, uffff, qué difícil.

Al final le coloqué dos lazos rojos transparentes, porque encontrar un tono rojo igual al del vestido es casi imposible. Así, al ser transparentes, disimula algo… ¿Qué os parece por delante?

¿Y por detrás? Ya no se ven los pololos horrorosos y que no pegan nada con el vestido. Como véis, los zapatos los dejé tal cual, como os dije en el post de ayer.

¿Qué os parece ahora la muñeca? Vale, guapa no es la pobre, pero creo que está mucho mejor que como estaba antes…

¿Qué opináis del después? Me acabo de dar cuenta que en el cuello ahora se notan zonas descascarilladas porque está limpio, pero ya os he explicado que de repintar, nada, porque no quería estropear la muñeca ni en lo más mínimo. Ya me contaréis…

¡Pero mira que eran feas las muñecas de antes y que "repelús" que daaaaaan! Fijo que las niñas de antes querían coches de hojalata y soldaditos de plomo porque esos no producían pesadillas en la penumbra de la habitación por las noches…

¡Nos vemos (leemos)!

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